Hace poco tiempo supusimos que las cosas mejorarían, siempre he esperado que mejoren, año con año me digo a mí mismo que mejorarán, hasta el día de hoy en que tengo la certeza de que eso no pasará porque inocentemente dimos posada al enemigo y no sólo vive en casa, además, es él el que manda.
Hoy ha sido un día decepcionante, de esos que sólo deseas que acaben y que se lleve las malas nuevas que trajo. No exagero si digo que hoy fue un viernes negro en el que grandes amigos han caído -laboralmente hablando-. Dios los bendiga.
Desde ya, un abrazo.