miércoles, 18 de agosto de 2021

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"¡Ay Comida, mi plato favorito!"

Gritó para joder 

 

Parece que fue ayer cuando se fue

Al barrio que hay detrás de las estrellas

La muerte, que es celosa y es mujer

Se encaprichó con él

Y lo llevó a dormir siempre con ella


 Flores en la tumba de un vasquito (Hotchito)

Joaquín Sabina

 

Una buena vida, no merece una mala muerte. Tuvimos al más grande de todos los perros, un pequeño y altivo dachshund, Hotcho lo llamamos. Fue bendecido con el noventa y nueve por cierto del amor de Claudia, el otro uno por ciento nos lo peleábamos sus hijos y un servidor, siempre perdí. Era un hijo de puta mal educado, testarudo, glotón y caprichoso, pero era nuestro "hijo de puta mal educado, testarudo, glotón y caprichoso" y hoy se ha ido. 

Él nos dio todo lo que pudo (tal vez más), nosotros sólo esperamos haber estado a su altura y que, cuando vaguemos perdidos en el inframundo, nos encuentre y ayude en nuestro transitar por el Mictlán. 

Habrá quien no entienda el poderoso vínculo que se crea entre un ser de luz (negra y estrambótica) y su dueño, ellos se lo pierden, porque nada, ni nadie te esperará con tanta ansiedad ni festejará tu llegada con tanto ahínco como ellos, ni conocerá el big bang de oxitocina que segregan sus cuerpecitos con sólo oírte, olerte o mirarte... ellos se lo pierden. 

Hasta simpre Hochito. 

 

      

Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.