Supongo que fue la temperatura o ese escalofrío en mi médula espinal lo que me llevó a abrir los ojos. Me ardían. Al ir al baño noté que mis huevos me llegaban hasta las rodillas. Tenía un frío de "no mames" que me hacía tiritar. Me recosté y dormité un rato. Deseaba un cigarro pero hace un mes que no fumaba, el deseo pasó fugazmente. Como no pude conciliar el sueño divagué.
Ella me alcanzó un sábado en la oficina, llevaba falda y lo que en ese momentó pensé que eran mallas. Su silencio era de molestia no supe a qué atribuírselo. Me acerqué a ella y le dije algo al oído. Era principio o finales de invierno. Ella caminaba hacia los sanitarios y yo iba detrás, volvía la mirada y sonreía. Luego apresuró el paso, entró al baño y un instante después me llamó.
Entramos a un sanitario. Cuando el dachshund ladró despertándome, ella tenía mi miembro en su boca. Maldije. Desperté con temperatura y los huevos hasta las rodillas.
1 comentario:
Jajajajajaja
Amigo... esa temperatura si que hizo sus estragos!...
Ni modo... jejeje
Publicar un comentario