viernes, 1 de abril de 2011

Improperio.

Recuerdo ávidamente un felacio, una catarsis sexual, si es que esto es posible, invadiendo mi cuerpo. Aquella boca, tu boca, se apropiaba de mí. Te miré desde esta perspectiva lujuriosa y me pregunto si soy yo quien lleva la batuta o si son tus labios los que mandan. Asumo lo segundo. Me haces creer lo contrario, pero es sólo una creencia. En el espejo de mi imaginación estás hincada, realmente lo estás, pero soy yo el que suplica, el que ruega, porque sigas. Y sigues.

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Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.