Resulta que al acudir al sanitario a realizar mis necesidades fisológicas, a cagar pues, me introduje en el único habíta-culo libre en ese momento, tiré de la puerta para abrirla y nuevamente tiré de la puerta al cerrarla, sin embargo esto último no sucedió, resulta que debido, me imagino yo, a una toma de medidas harta imprecisa por parte del contratista que colocó los sanitarios, aquél que pretendí usar no cerraba con facilidad por lo que tuve a bien recargar mi hombro contra una de las paredes del habitá-culo, ejerciendo presión, coloqué sabe Dios porqué, mi dedo entre la puerta y una de las paredes e inconcientemente tiré de la puerta, quedando mi dedo pulgar entre éstos, no quisiera escribir la cantidad de improperios que fui capaz de enumerar en cuestión de segundos ni admitir que estuve a punto de soltar un par de lágrimas, sin embargo, siendo el hombre que soy , no me permití semejantes demostraciones de debilidad, debio al machucón se me inflamó la parte de mi pulgar que había sido mordida por la puerta y la pared del habitá-culo llenándose de sangre, así que considerando que era mejor dejar salir la sangre acumulada, en un acto de locura y barbarie, apuñalé con la punta de un segurito, sin esterilizarlo por supuesto, la "panza" que en mi dedo gordo se había formado. Esos son hombres y no pedazos!
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