martes, 20 de julio de 2021

Pero de besos, ninguno.

 

Bésame, dame sólo un beso
Dame sólo un beso tuyo
Deja a un lado el loco orgullo
Que no deja que te acerques
Un poquito a mí
 
Bésame, Juan Gabriel. 


Ella flirteaba, yo le seguía el juego. Sexteábamos como si se tratase de un juego de niños. La verdad no había malicia en nuestro intercambio de ideas, dudas, planteamientos de escenarios -sexuales-, piropos atrevidos y declaración de intenciones francamente mal intencionadas... hasta aquél día en que, casualmente, nos encontramos en el elevador, me miró desafiante y yo acepté el desafío, una de mis manos recorrió lascivamente sus nalgas, la otra bajo su blusa pellizcaba su pezón derecho.
 
Ella acariciaba, no, más bien frotaba mi miembro con sus manos. El elevador llegó a su destino, nos miramos y sin mediar palabra alguna acordamos dirigirnos al quinto piso... pero de besos ninguno.


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Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.