sábado, 25 de julio de 2009

Del día que cobardemente asesiné un pajarito.


Cuando niño, en semana santa, transformé un viernes mayor airoso y transparente en un viernes rojo púrpura con la sangre de un inocente. Juro que en mi vida nunca había matado más allá de una docena de hormigas e igual número de mosquitos, torturándolos previamente y cazado un par de iguanas a las que después liberamos mis amigos y yo pero hasta allí quedaba el asunto.


A la mitad de ese fatídico día, un aburrido día de guardar, mientras buscábamos Neftalí y yo con qué afinar la puntería de nuestras resorteras, miramos un pajarito parado sobre la barda que separaba el patio de la casa de mis padres del panteón municipal, la barda medía poco más de metro y medio de altura y dado que el terrero del panteón es más alto que el de la casa de mis padres, por la noches, más en aquellas en que abunda la luz de la luna, se observan fantásticamente un sin fin de cruces y cúpulas que asemejan iglesias.


Pero decía que Neftalí y yo vimos al pajarito posarse sobre la barda, era un gorrión común, Neftalí dijo algo como ahogando sus palabras para no espantar al ave, tomé mi resortera y una piedra, apunté, mi pulso y mi respiración eran acompasados, afiné la puntería y solté el disparo, se escuchó un sonido parecido a un "plaf", el pajarito se fue hacia atrás como si algo lo sujetase de las alas y lo arrastrara hacia el suelo dejando en su lugar plumas flotando, un escalofrío recorrió mi médula espinal y una epifanía me reveló mi futuro picando piedras entre llamas y a lucifer fustigándome con su puntiaguda cola y soltando sonoras carcajadas, ante ese revelación mi pequeño corazón se aceleró tanto que podía oír mi pulso por dentro, corrí hacia la barda y me asomé por encima de ésta, miré el cuerpecito del ave en el suelo y sentí ese vació de perder algo que se estima, salté la barda y cogí el ave, cavé con ayuda de un palo un agujero y lo sepulté. Dentro de mí recé un par de padres nuestros y, casi estoy seguro, un Ave María. Rogué porque Dios no hubiese sido testigo de semejante homicidio.


Hoy día, le enseño a mi hija la importancia de las aves en nuestro ecosistema y en casa han sido prohibidas la resorteras. La fotografía es una prueba de ello, son tres golondrinas que han sido bien recibidas en casa. Desde ya, un abrazo.

miércoles, 22 de julio de 2009

Decálogo de las cosas que un borracho no debe hacer.


De nuevo las inclemencias del tiempo evitaron que realizara mi carrera continua de media hora, así que retomé un decálogo que hace tiempo empecé a escribir y nunca terminé, de las diez recomendaciones alcancé escribir sólo la primera y la pongo a su consideración, he aquí la primera de diez recomendaciones. Cabe aclarar que el asunto de anecdótico no tiene nada. Desde ya, un abrazo.


Primera. Hacerle la parada a una patrulla de los Zorros. Recuerdo ese error como si lo hubiese cometido ayer, estaba en plena madrugada, abrigado con una chamarra imitación de piel que tiene como una de sus más representativas cualidades la de no calentar ni una madre -como suelen ser las de piel genuina-, el caso es que estábamos, el poste y yo, enfrascados en una verdadera discusión filosófica y mientras él emitía su opinión yo se lo refutaba con tremenda miada, diluyendo así sus fundamentos en el largo río de las dudas, por lo que en vista de que nuestros respectivos puntos de vista no concordaban en ningún, válgase la redundancia, punto, decidimos dejar a un lado nuestras rencillas mentales para disponernos a pasar la noche en aquél pavimentado suelo a las márgenes de la ciudad, hasta que un rayo de luz lleno de sobriedad me sacó de mi ensimismamiento y de repente tuve, como quien se sorprende pensando en una buena idea, la certeza de que debía llegar a mi casa...


Así, sin pensarlo más me despedí de mi amigo en turno, aquél individuo vestido de verde alumbrado público, ofreciéndole mi casa para el día que lo necesitara y sin más, ni más levanté mi brazo derecho señalando con el índice -¿hay alguna otra manera de señalar?-, al primer par de faros que divisé en la penumbra de la calle, una patrulla de los zorros, ni modos, ya en marcha a apechugar...

- Buenos días mi Comandante. A esas alturas y en ese estado todo uniformado no baja del grado de comandante y pobre de aquél que les llame “mi poli”, el oficial raudo y veloz, presto y dispuesto me miró de arriba abajo y dijo:
- A donde mi jovenazo?
- A mi casa, mi Comandante
- A tu casa??? Arriba qué!!!!!


Así fue, no les miento, 48 horas o multa de ochocientos pesos, ni modos, salí dos días después, con algunas chinches en mi espalda y dos que tres calentaditas en salva sea la parte... esta es pues la primera de las cosas que un borracho nunca debe hacer.

martes, 21 de julio de 2009

Martes, 21 de julio de 2009




Dada las condiciones atmosféricas evité mi carrera de media hora, hoy solo iré al entrenamiento de box, mi cuerpo comienza a resentir el entrenamiento, mi muñeca derecha me duele supongo que es debido a un golpe mal asentado, me temo, han empezado las bajas después de un mes y medio. Desde ya un abrazo.

domingo, 19 de julio de 2009

En los ojos de Camila


La autora del dibujo en la fotografìa es mi hija, yo titularía el dibujo como "Mamá paseando a un coqueto Dashthund". Auguro a la autora un futuro "Picassezco".

Desde ya un abrazo.

sábado, 18 de julio de 2009

Sábado, 18 de julio de 2009.




El entrenamiento hasta el día martes de esta semana había consistido en una hora de entrenamiento de box distribuido en sesiones de calentamiento, sombra, golpeo al costal, pera loca, cacha-golpes, fotalecimiento con pesas y abdominales en menor medida.

Justo el martes sumé a mi rutina, en una búsqueda de mejorar mi condición física, media hora de carrera a trote justo antes del entrenamiento, en esta actividad me hago acompañar de un Dastchund de nombre "Hotcho" y una American Pitbull de ocho meses llamada "Frida". Trotar siempre me ha parecido agotador.

Desde ya un saludo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Bitácora de un sedentario redimiéndose.


Hace aproximadamente un mes y medio dejé de lado nuevamente mi vida sedentaria, volví a entrenar box después de más de medio año de inactividad, tiempo en el que le entré con singular alegría a los tacos, tortas, gorditas y compañía, cosa que generó un particular abultamiento de la parte media de mi tronco, pasando de 84 a 96 kilos, gramos más, gramos menos, al día de hoy peso 92 kilos. Mi meta es llegar a 80 kilos esta será la bitacora que contará, si no calorías, el resumen de mi diario entrenamiento. La foto que antecede es un bosquejo de lo que soy en estos momento.
Desde ya, un abrazo.

Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.