lunes, 30 de noviembre de 2009

Este arroyo ya se seco.




Mi padre en medio de su desesperación y de su declive económica acudió a mi hermano para decirle que ya no iría más al negocio, porque ya no tenía caso, por que ya no se vendía, porque "este arroyo ya se secó, hijo", lo decía con ese llanto que viene del fondo de un alma despedazada, decepcionda, cansada. Este "arroyo ya se secó, hijo" fue la oración que mi padre dijo a mi hermano y que nadie más oyó. Mi padre, quien desde hace doce años o más emprendió una búsqueda espiritual costándole ello el cambiar de religión, hábitos y costumbres. Días después fue como acostumbraba a la iglesia cristiana, el pastor que predicaba en ese momento al ver a mi padre lo conminó a acercarse y le dijo "dice mi Dios que te diga que este arroyo aún no se ha secado", palabras más, palabra menos. 
Hay cosas que la mente humana no puede explicar, la fe es una de ella, por ésta se han cometido las más grandes atrocidades y el ser humano susceptible a atribuir cualquier evento inexplicable racionalmente lo hará a través de la fe. Yo, aún y cuando soy de las personas que pretenden superponer a cualquier cosa una razón cavilada concienzudamente antes que un "Aleluya", debo admitir que no logro comprender racionalmente esto que me contó mi hermano... 
No doy fe de este testimonio, pero en verdad espero que haya alguien por encima de nosotros esperando que lo dejemos habitar en nuestros corazones y que con eso, con ese solo hecho, quedemos satisfechos. Mientras su llamado me llega seguiré pecando. 
Desde ya, un abrazo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Interludio.



Exhalo profundamente, estoy en esa especie de pasaje musical que procede o antecede o divide, más bien, una obra, estoy en el interludio y es un valle amplio y quieto, infinidad de pinos rodean sus márgenes, desde aquí veo el horizonte, podría girar sobre mi propio eje mirando el cielo y sentir vértigo, desde aquí podría hacer un recuento de mi vida, un examen profundo, concienzudo y sincero, podría, si quisiera, ver mis otras vidas, aquellas que se quedaron en el tintero y que serían el resultado de un bifurcación en otro ayer que no es, en este momento, el que me antecede.


Este valle, es un bálsamo, apenas un instante y no sé si luego vendrá la locura o la madurez, no sé si esta vida me pertenece o sí mi yo la habita inercialmente, si he llegado hasta aquí como resultado de una voluntad conciente o como la suma de decisiones que han sido tomadas lanzando una moneda al aire, y me pregunto, cuando giro sobre mi eje, si acaso tuve elección o si cualquier concatenación de actos me llevarían a roma y el qué pasaría si yo hubiera -¡aaah! ¡el hubiera!- torcido el camino hasta donde mi espíritu me lo permitiera.


En este interludio, soy libre, mi vida es un rollo fotográfico que no ha sido revelado y escojo los negativos con las yemas de los dedos, juego con ellos y apuesto doble contra sencillo a mi soledad y ¡cómo no! ¡si siempre me han gustado los claroscuros! y el oloroso vaho de un cigarro encendido y beber como cosaco, amar en sueños, el sexo sucio y soñar con la mujer prohibida y escuchar la voz de mi yo oscuro al que imagino sonriendo. Y en este valle soy yo, como quisiera ser, tan libre como mi espíritu me lo permite, que es mucho.


Que venga el siguiente acto, mi yo, seguirá aquí en este valle amplio, quieto y rodeado de pinos y giraré sobre mi eje, oscureciendo el limpio cielo azul y seré mi verdadero yo y mi vida será esa relación de actos, negativos, que siempre he deseado que fuera y haré el amor con la mujer prohibida de mis elucubraciones.


Desde ya un abrazo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Una mañana fría



El viento helado, un recuerdo que serpentea en mi memoria, un cielo tan azul y camino a tomar mi camión, me veo recorriendo las calles, la basura se arremolina y la calidez del sol entibia, apenas, mis mejillas, guardo las manos en los bolsillos de mi chamarra pienso que me gustaría, en este momento, beber un cafe negro como la noche y fumar. Me gusta noviembre como la antesala que es de las fiestas decembrinas, me gusta la nostalgia de estas fechas en nuestros corazones.

Ella odia el frío.

Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.