Exhalo profundamente, estoy en esa especie de pasaje musical que procede o antecede o divide, más bien, una obra, estoy en el interludio y es un valle amplio y quieto, infinidad de pinos rodean sus márgenes, desde aquí veo el horizonte, podría girar sobre mi propio eje mirando el cielo y sentir vértigo, desde aquí podría hacer un recuento de mi vida, un examen profundo, concienzudo y sincero, podría, si quisiera, ver mis otras vidas, aquellas que se quedaron en el tintero y que serían el resultado de un bifurcación en otro ayer que no es, en este momento, el que me antecede.
Este valle, es un bálsamo, apenas un instante y no sé si luego vendrá la locura o la madurez, no sé si esta vida me pertenece o sí mi yo la habita inercialmente, si he llegado hasta aquí como resultado de una voluntad conciente o como la suma de decisiones que han sido tomadas lanzando una moneda al aire, y me pregunto, cuando giro sobre mi eje, si acaso tuve elección o si cualquier concatenación de actos me llevarían a roma y el qué pasaría si yo hubiera -¡aaah! ¡el hubiera!- torcido el camino hasta donde mi espíritu me lo permitiera.
En este interludio, soy libre, mi vida es un rollo fotográfico que no ha sido revelado y escojo los negativos con las yemas de los dedos, juego con ellos y apuesto doble contra sencillo a mi soledad y ¡cómo no! ¡si siempre me han gustado los claroscuros! y el oloroso vaho de un cigarro encendido y beber como cosaco, amar en sueños, el sexo sucio y soñar con la mujer prohibida y escuchar la voz de mi yo oscuro al que imagino sonriendo. Y en este valle soy yo, como quisiera ser, tan libre como mi espíritu me lo permite, que es mucho.
Que venga el siguiente acto, mi yo, seguirá aquí en este valle amplio, quieto y rodeado de pinos y giraré sobre mi eje, oscureciendo el limpio cielo azul y seré mi verdadero yo y mi vida será esa relación de actos, negativos, que siempre he deseado que fuera y haré el amor con la mujer prohibida de mis elucubraciones.
Desde ya un abrazo.
En este interludio, soy libre, mi vida es un rollo fotográfico que no ha sido revelado y escojo los negativos con las yemas de los dedos, juego con ellos y apuesto doble contra sencillo a mi soledad y ¡cómo no! ¡si siempre me han gustado los claroscuros! y el oloroso vaho de un cigarro encendido y beber como cosaco, amar en sueños, el sexo sucio y soñar con la mujer prohibida y escuchar la voz de mi yo oscuro al que imagino sonriendo. Y en este valle soy yo, como quisiera ser, tan libre como mi espíritu me lo permite, que es mucho.
Que venga el siguiente acto, mi yo, seguirá aquí en este valle amplio, quieto y rodeado de pinos y giraré sobre mi eje, oscureciendo el limpio cielo azul y seré mi verdadero yo y mi vida será esa relación de actos, negativos, que siempre he deseado que fuera y haré el amor con la mujer prohibida de mis elucubraciones.
Desde ya un abrazo.
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