La gloria y "todos me miran", en la majestuosa voz de mi cuñada Belem y mi esposa, pasó a formar parte del imaginario colectivo de las fiestas familiares, espero que la citada interpretación nunca más se repita.
Esteban sigue buscando la canción que interpretará, previo regaño de su esposa de turno -acá broma local-. Seguimos en pie. No obstante los tragos inumerables a cuestas. Desde ya, un abrazo.
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