domingo, 16 de mayo de 2010

Naturalmente



Todos la contemplaban atónicos. Un río bizcoso emanaba de su boca, interminables gesticulaciones anunciaban el vómito que se gestaba en su estómago, algo en su garganta dificultaba su respiración, minutos después un aparente bolo alimenticio era arrojado. Todos la contemplaban incrédulos, menos yo, a quién propinó unos largos felacios nueve meses antes y por ello me resultaba natural ver salir de su boca un infante sonrosado.


Desde ya, un abrazo.

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Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.