Creo que la capacidad de asombro, como el hambre, es algo que un ser humano no debería de perder nunca, expresiones como "no mames que putazo!" y "pa'ju mecha, en esa cola si me formo" no deberían desaparecer nunca de nuestro hablar diario, maravillarse por un cielo azul o por una llovizna repentina de esas "moja pendejos" que nos arranca una expresión soez, es necesario tanto como la misma respiración.
Yo por eso no dejo de asombrarme de cada evento, de cada expresión, atizbo, manía, de mi hija, la sorprendente suspicacia de los menores, su franca opinión que como verdad absoluta suelta a raja tabla y que no conciente refutación alguna. Y para muestra un botón.
Nótese el tono de la advertencia. Desde ya, un abrazo.
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