jueves, 14 de julio de 2016

Una libra de cadera, no es cadera...

Una libra de cadera no es cadera,
dos libras de cadera no es cadera,
tres libras de cadera no es cadera.

Tú la tienes toda por eso te ves buena.

Te ves bien buena, El General.



Los cánones de belleza varían con el tiempo, responden a estereotipos puntuales y, a veces, hasta contradictorios, por una lado tenemos el arquetipo de modelo, delgadas a más no poder, flacas, secas y sin el valor añadido de un buen par de nalgas. Por otro lado las hay exhuberantes, con un par de tetas que se bambolean al caminar y unas caderas para pecar por las escaleras (diría Joaquín), sin embargo existe el punto medio, ese bendito punto medio, que curiosamente no está conforme con lo que tiene y busca adelgazar como las unas, estilizando su figura, ó como las otras, añadir volumen a partes específicas de su cuerpo que la naturaleza no rellenó como ellas hubieran querido.  

Así, las hay aquellas que ponen en práctica la dieta de la luna, que si la vegana o la macrobiótica, que sí el ying y el yang, que el horóscopo o el oráculo. Si me lo preguntan, y sólo si me lo preguntan, cuando se ponen a dieta... sí, se les nota... pero el hambre en la cara, pero qué necesidad, para que tanto problema (diría Juanga), si tú la tienes toda y por eso te ves bien buena. 

Desde ya, un abrazo.

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Con grandes aspiraciones.

Sólo quiero ser un viejo decrépito, rabo verde y borracho, como Buk.