Un amigo de apellido Autrán, me comentó allá por el año de 1999 sobre la existencia de un método infalible para embrutecerse de manera expedita, éste (el método) consistía en un elaborado mecanismo propio de la ingeniería más avanzada de aquellos tiempos y al alcance del espíritu científico universitario.
El mecanismo en cuestión requiere de hacerse de tantas cervezas medias, bajo cualquier consigna y robar es una de ellas, como el bebedor estime suficientes para sonrojar mejillas, calentar orejas y apendejar la lengua, además de un número finito de popotes y un encendedor.
Aquellos que crean que el mecanismo se restringue al hecho de succionar la cerveza a través del popote como si de una malteada se tratara pronto se darán cuenta del error en el que se encuentran, sigamos pues, una vez obtenidos los materiales necesarios (cerveza medias, popotes, encendedor y un voluntario con el valor suficiente para hacerlo) se procede de la siguiente manera:
Deberán medir el popote y la botella, tomando la anotación correspondiente, el popote deberá ser, en cualquier caso, más largo que la botella por al menos un par de centímetros, la parte del popote que excede en altura a la botella deberá ser sometido a un calentamiento sistemático con el encendedor, guardando las distancias para que no se queme (cerciórese que el encendendor, válgase la redundancia, esté encendido), de tal forma que el calor haga que el popote tome una forma curva como de bastón, debo decir que hoy día existen abundantes popotes con uno de su extremos flexible, hay quien dice que fueron elaborados ex profeso para estos menesteres. Una vez forjado el popote, se introducirá en la botella de cerveza.
Como es evidente, el popote quedará dentro de la botella y enganchado a la boca de la misma, una vez hecho esto deberá sujetarse la botella con los labios procurando que el lado curvo del popote no quede dentro de nuestra boca y evitando presionarlo demasiado, el paso siguiente es empinar el codo, como ya se lo imaginan, el popote dentro de la botella y fuera de nuestra boca tiene la finalidad de facilitar la entrada de aire, haciendo que el líquido dentro de la misma se precipite en boca, tubo digestivo y estómago del voluntario de una manera extremadamente rápida, y sin escalas, creánme, no tendrá la necesiddad de realizar el tradicional "glup, glup" para tragar, claro que al hacer eso corren el riesgo de sentir dolor estomacal propiciado sin duda por la estrepitosa caída de agua de cebada en su, hasta ese momento, estómago vacío.
Así, la botella se vaciará en, cuando mucho, un par de segundos. Aquellos más audaces podrán realizar el experimento con caguamas (como lo hiciera en su momento el que escribe). Debo admitir, no sin cierto orgullo y algo de pena, que el método denominado "turbo chela", como decía en un principio, es infalible para agarrar una soberana peda.
Desde ya un abrazo.